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Asumen Nuevos Directivos DCUCEN

lunes, abril 30, 2007
Hoy 30 de Mayo asumieron por elección del Pleno de la DCU de la Universidad Central, los Nuevos Vicepresidente y Secretario de la Colectividad.
Les deseamos desde ya el mayor de los éxitos en el desempeño de sus respectivas funciones, ya que recuerden cuentan con el respaldo de todo el equipo.

La Mesa quedo por tanto de la siguiente forma:


*Jorge Silva

Presidente DCU

*Claudio Chiarella

Secretario DCU

*Juan Alvarez

Vicepresidente DCU

Correccion del Modelo

domingo, abril 29, 2007
PARA LOS QUE CREEN QUE HABLAR DE MODIFICACIÓN DEL MODELO ECONOMICO ES POPULISMO.

Desigualdad en Chile: Subversión silenciosa

Chile se ha convertido en un país ejemplar para invertir y hacer negocios. La oferta en el mercado de artículos de superlujo da cuenta de un acelerado crecimiento económico en los últimos 15 años. A la par con el progreso se ha generado una tensión de clases. La brecha de ingresos y oportunidades sin precedente entre los más ricos y los más pobres aparece también como una de las causas del aumento de la violencia y de la delincuencia en nuestro país.
“Horrible es el contraste entre quienes nadan en la abundancia y los que se ahogan en la miseria…Es obvio que el lujo de los de arriba fomenta el odio de los de abajo… Estos mundos extremadamente diferentes son el engendro del resentimiento, la lucha de clases”. Así se refería San Alberto Hurtado a los efectos de la desigualdad socioeconómica que existía en la década de los 40 en Chile. Y hoy, después de casi 65 años, a pesar del crecimiento económico en los últimos 15 años a una tasa promedio del 5,2%, se ahonda esa brecha que divide a la nación prácticamente en dos sectores sociales.

Jesús Zapata de 16 años vive en la Villa Medialuna de Peñalolén. Es uno de tantos adolescentes chilenos que ya no estudian. Jimmy, su hermano mayor, desertó hace dos años. Juanita, su madre, con los 117.000 pesos mensuales de su trabajo dice que sus cinco hijos “o estudian o comen”.

Camilo tiene cuatro años y es “gordito”, pero no le creció ningún diente de leche bueno. Su madre, María Riquelme, pasó los cinco embarazos sin comer lo mínimo necesario. Los cinco bebés nacieron con carencias nutricionales. Todos han “crecido” a punta de pan y té, tallarines o arroz con huevo “cuando se puede”. Postales de un país. Retrato de un drama cotidiano.
Chile se ubica dentro de los 12 países con peor distribución del ingreso del mundo, junto con Lesotho, Namibia, República Centroafricana, Brasil y Colombia, entre otros. En el país hay dos grupos económicos que están en la lista de los hombres más ricos del planeta —Angelini y Matte—, cada uno de los cuales ganan entre los 500 y 1.000 millones de pesos diarios. Luego está el 0,09%, denominado el “club de los millonarios”, que son cerca de 3.300 familias de muy altos ingresos. Más o menos 20 de ellas son grupos económicos cuyas rentas superan los 100 millones de pesos diarios. A ellos les sigue el 9% más rico compuesto por la clase media alta. Y después, un salto brutal. El 50% de los chilenos son parte de una clase media baja empobrecida y el restante 20% son los tres millones de pobres de la nación. Cerca de 10 millones y medio de compatriotas no están invitados a probar una tajada de la colosal torta de la opulenta fiesta de cumpleaños de los poderosos que nunca acaba.

Mientras una familia gana más de 100 millones de pesos en un día, un sueldo mínimo cobra 108.000 pesos en un mes. El nivel de desempleo registrado estos años significa que cerca de medio millón de chilenos ha dejado de percibir directamente algún ingreso.

Es un modelo de sociedad construida bajo las premisas del sistema capitalista neoliberal cuyo ideal es la ausencia de regulación del mercado, incluido el laboral. El ideal es que el Estado no interfiera en nada relacionado con la economía. Ni siquiera en educación, salud seguridad y justicia. Ya que sólo la privatización de todos los bienes económicos garantizaría al hombre su libertad y perfecto desarrollo social y económico. La eficiencia en la productividad de los privados sería su única “ley”. Porque al llegar a un alto nivel de crecimiento, el mercado por sí solo se encargaría en distribuir riqueza y bienestar a los más desposeídos. Es la tan conocida teoría del “chorreo”.

EL DELITO DE LA EXCLUSIÓN

“Son muchos los que están fuera de la mesa del desarrollo”, señala el Vicario de la Pastoral Social, Rodrigo Tupper, “muchísimos pobres no tienen acceso a salud digna, al trabajo, a educación de buena calidad. Viven sumidos en la miseria”. Y explica que es comprensible que todos quieran participar del progreso y los bienes que ofrece este modelo. La imposibilidad les genera frustración”. Según Tupper, el problema de fondo es la distribución de la riqueza, “ya que provoca situaciones de desequilibrio social muy graves. Una de ellas es la delincuencia”.
Bandas organizadas que asaltan camiones Brinks. Robos planificados con armas de fuego a casas de los barrios altos y bajos de la capital. “Autos chocadores”, “niñas araña”, “balaceras”, “homicidios de adolescentes”, son noticias de todos los días. Entonces, por un lado las víctimas viven aterradas al sentirse vulneradas en su integridad; por el otro, los victimarios quedan definitivamente marginados del sistema.

El psicólogo Pablo Egenau, Director de la Fundación Paréntesis, plantea: “Cualquier frustración que atente contra algunas de las necesidades socioeconómicas básicas del individuo necesariamente repercutirá en una amenaza a la necesidad psicosocial de seguridad. El hombre tremendamente carenciado, dolido, frustrado, solitario, reacciona de diversas formas a esta realidad. Una de ellas es la violencia”.Y explica que detrás del individuo que delinque hay una historia de vida muy rota: maltrato, abuso, enormes heridas acumuladas por generaciones. Es lo que denomina el “sufrimiento social”.

“El 90% de nuestros niños reciben una educación de muy mala calidad”, explica el economista de la Universidad de Chile, Dante Contreras. “Como no les están dando las oportunidades de integración y participación activa en la sociedad, una fracción de ellos va a terminar delinquiendo”. Y compara: “Si ese mismo niño estudiase en el Santiago College, en 16 años más sería un artista, un médico, un ingeniero”.

ABISMO DE INEQUIDAD

En la comuna de Lo Barnechea colindan la extrema riqueza con la extrema pobreza. Al lado del Puente Nuevo, en el campamento La Herradura, muchos hombres y mujeres se consumen con el alcohol y la droga.

“Con los cosméticos que compran las mujeres y los licores que beben los hombres ¿cuántos pobres podrían vivir?”, exclamaba San Alberto Hurtado.

Hoy en las calles Nueva Costanera y Alonso de Córdoba las tiendas exhiben la más variada gama de artículos suntuarios cuyo costo puede superar los 3 millones de pesos. Relojes y alhajas, carteras, vestuario y cosméticos. Todo de marca. Las casas de ventas de automóviles exhiben Jaguar, Porsche, Mercedes de hasta más de 80 millones de pesos. Un superlujo jamás visto en nuestro país. ¿Quién accede a esta opulencia? Es la nueva clase social compuesta por el 1% de los chilenos cuyo estilo de vida y patrón de consumo es el de las clases acomodadas de países desarrollados. En los mismos barrios abundan lujosos hoteles y restaurantes. En los cerros de Santiago oriente se aprecian palacetes de hasta 2.100 metros cuadrados construidos. Matemática simple. En el mismo espacio pueden habitar 70 familias de las casas “chubi” de 30 metros cuadrados, de Peñalolén.

El economista Joseph Ramos destaca: “A través de la televisión tú ves cómo viven otros. Entonces piensas ‘¿Qué hago yo viviendo en 30 metros cuadrados?’. El deseo te crea la expectativa de que uno puede cambiar su vida. Si uno cree eso, pasa a ser un atractivo delinquir”.
En la comuna de Lo Barnechea colindan la extrema riqueza con la extrema pobreza. Al lado del Puente Nuevo, en el campamento La Herradura muchos hombres y mujeres se consumen con el alcohol y la droga. Duermen de día en “chozas” hechas de latas, tablas y cartones, oscuras y sin ventilación. Los pozos negros están rebasados. Para comer, de noche cartonean o salen a rebuscar la comida en la basura de los ricos.

Paradojalmente, el único punto de “encuentro” de estos dos países es el sistema económico que invade de avisos con imágenes de lujo tanto a los más ricos como a los más pobres, incitándolos al fácil y rápido consumo. “Ya no se habla de ciudadanos sino de consumidores. La publicidad nos invita a consumir y consumir, como si ahí radicara la felicidad del ser humano”, señala monseñor Alejandro Goic, presidente de la Conferencia Episcopal.

INJUSTICIA ESTRUCTURAL

Según el sociólogo y matemático noruego Johan Galtung, creador de la metodología “Investigación sobre la Paz”, debajo de la violencia visible en una sociedad existe una violencia estructural. Esta tiene que ver con la represión, explotación, alienación e injusticia a las que está sometido el ser humano. Junto a aquello, afirma, “coexiste una cultura de la violencia, que tiene relación con lo “heroico”, lo “patriótico” –cultura militar– y lo patriarcal. La paz verdadera nunca va a prosperar si no se desarrolla sobre estructuras sociales justas”.

A su vez, el historiador Felipe Portales, refiriéndose a la explotación en Chile, expone que “es un sistema tan perverso, tan injusto que genera una situación de precariedad, de miseria, de abandono para una gran cantidad de nuestra población”. Un ejemplo de esto, según denuncias de las trabajadoras de las salmoneras, son los capataces que las multan si van al baño, pues implica un “costo” para la empresa. Como ese “costo” es descontado de los sueldos, la mayoría de ellas usa pañales. Portales asegura que “emplean a los trabajadores sin ninguna ley social que los proteja. Les pagan una miseria. La clase alta normalmente ha sido cavernaria”.

Por su parte, Egenau denuncia: “La pobreza y la riqueza se heredan. Es una estructura de sociedad donde por generaciones de frustración, maltrato, violencia, has constatado que hagas lo que hagas, digas lo que digas, las cosas continuarán igual. Es ‘la desesperanza aprendida’, arraigada en la psiquis colectiva”.
Advierte que “urge tomar conciencia de que la concentración del poder económico genera fenómenos de exclusión cuya consecuencia es una sociedad profundamente fracturada”. Destaca que las personas que se enfrentan a la sociedad desde la violencia o algún síntoma interpretado como amenazante, son víctimas de una exclusión del desarrollo o del crecimiento del país. En relación con la delincuencia dice que sólo nos inquietamos cuando toca nuestro espacio íntimo. “Cuando entran a tu casa. Cuando te roban el auto, cuando te atacan en la calle. Pero no desde una conciencia ética” y sostiene que “hay negaciones colectivas. El único camino para lograr lo que como sociedad todos queremos es disminuir fuertemente la brutal brecha de desigualdad, inequidad e injusticia”.

SUBVERSIÓN SILENCIOSA

“Donde hay una inmoralidad es en fijar sueldos que no permiten el desarrollo digno de una familia”, sostiene el Vicario Tupper. “No me cabe duda de que el salario mínimo es bajo en Chile. Imposible que una familia pueda vivir con 108.000 pesos mensuales ¡Ninguna empresa debería pagar ese salario!”. Por su parte, monseñor Goic afirma: “Estamos ante un pecado social enorme. ¿Qué haremos todos para mejorar los salarios, la educación, la vivienda, la salud de los más desposeídos de Chile?”. Según él esto tiene que ver con un cambio interior. “Hemos perdido el valor de la sencillez y la austeridad. Un estilo de vida que dignifique a las personas”.
El historiador Portales ratifica: “Este modelo requiere que la gente no se cuestione. Entonces en vez de debatir el tema del cobre, la distribución del ingreso, la precariedad laboral, adormecen a la gente con chismes, farándula, cosas light, como si fuesen los temas importantes” y, finaliza, “actualmente a la elite chilena no le interesa hacer cambios”.

¿Hay alguna duda de que estamos en una sociedad moralmente enferma?
El Papa León XIII, en la Encíclica Rerum Novarum a fines del siglo 19 afirmaba: “Hombres opulentos y riquísimos han puesto sobre la multitud inmensa de proletarios un yugo que difiere poco al de los esclavos”. Lo dijo el Papa Juan Pablo II, “¡los pobres no pueden esperar!”. Hoy la Iglesia habla de la “escandalosa desigualdad” y pide que “acortemos de verdad la brecha entre los ingresos más altos y los más bajos”. Lo señalan profesionales, científicos, empresarios. Lo ha dicho la izquierda, el centro, la derecha.

Mientras el Chile de arriba, rodeado de muros, cercos eléctricos y cámaras de seguridad vive alienado por el exceso de bienes, también hay un Chile de mujeres y niños que piden en la calle, de otros que limpian vidrios, hacen “malabarismos”, o cartonean. Y de madrugada, ancianos y mendigos hurguetean en la basura en busca de comida. Una cifra considerable de chilenos asalta, mata o delinque.

“No es raro que los pobres busquen los mismos goces que hacen la felicidad de los ricos”, clamaba San Alberto Hurtado y advertía: “¡Subversivo es el que hace la revolución, más subversivo aún es el que la provoca!”
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Mientras el Chile de arriba, rodeado de muros, cercos eléctricos y cámaras de seguridad, vive alienado por el exceso de bienes, también hay un Chile de mujeres y niños que piden en la calle, de otros que limpian vidrios, hacen “malabarismos”, o carbonean. Y de madrugada, ancianos y mendigos hurguetean en la basura en busca de comida

María Elena Andonie
REVISTA MENSAJE
ENERO – FEBRERO 2007

La Fuerza de los Sueños

miércoles, abril 04, 2007
Si nuestros sueños se hicieran realidad... ¿Cómo sería nuestra vida en la actualidad?

En el fondo del corazón, todos soñamos, todos creemos que tenemos un don, que podemos ofrecer algo especial, que podemos amar de una manera única, que podemos comunicarnos y entendernos con los demás de un modo muy singular, que podemos mejorar este mundo.

Entonces... Sigamos confiados y poniendo todo para lograr lo que queremos en la vida.
Mantengamos vivas las aspiraciones y no dejemos todo en manos del destino.
Hagamos nuestra parte del trabajo construyendo sobre los sueños, avanzando sobre las aspiraciones, sabiendo que los logros necesitan de mucho esfuerzo, de coraje, de tiempo, de aciertos y errores, de tristezas, de alegrías y esencialmente de la fe, que es ese llamado interior que te sacude y te levanta cuando bajo cualquier excusa comienzas a renunciar.
Rodrigo Fuentes
Consejero de Mesa
DCUCEN